Las baterías de litio se encuentran en los coches eléctricos, móviles y muchos otros dispositivos presentes en nuestra rutina. Cuando estas baterías llegan al final de su vida útil, es necesario reciclarlas, ya que pueden tardar más de 1.000 años en disolverse en la naturaleza.
El proceso de reciclaje del litio
El proceso que siguen estas baterías para su reciclaje está compuesto de varias fases. El primer paso consiste en la separación de sus materiales, como el plástico, el cobre o el aluminio. Los componentes químicos son sometidos a un proceso de separación, con el que se puede clasificar el litio, el cobalto, el níquel y el manganeso que forman estas baterías. Después se aprovechan estos materiales para la fabricación de otros productos, entre ellos nuevas baterías.
La importancia del reciclaje
Cada año se desechan toneladas de pilas y baterías que van a parar a vertederos, a rellenos sanitarios o a acuíferos, contaminando el subsuelo por filtración y, en consecuencia, las aguas subterráneas que nutren a infinidad de plantas y animales. De esta manera también amenazan directamente a las comunidades humanas cercanas. Está en nuestra mano frenar este proceso.
Reciclar las baterías es muy fácil. Sólo tienes que sacarlas de los aparatos, ya que se pueden descomponer gradualmente y ser muy tóxicas, y llevarlas a un punto limpio.
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